과달루페 외방선교회 한국 지부

viernes, 8 de agosto de 2014

Parroquia de Sangsa, Sunchon.

Es muy común pensar en que la formación de un pueblo se dio en torno a una Iglesia, a un monasterio o una parroquia. De ahí que grandes ciudades como Los Angeles, San Diego, San Francisco y otras ciudades de la alta California que ahora son territorio estadounidense surgieran de las misiones que los franciscanos realizaron por esas tierras y por muchos otros lugares de nuestro país.
Sin embargo las misiones en países con otra historia, lo que ahora conocemos como países de misión, tuvieron otro inicio. Muchas veces el misionero llegó compró un terreno y de ahí se inició una pequeña capellanía que con el tiempo se convertiría en parroquia.
Es así como hace muchos años, los misioneros llegaron y pusieron el primer granito de arena en las orillas de una pequeña población que en ese entonces no era ni remotamente una ciudad: Sun Chon, sin embargo la ciudad ha crecido y de las 3 primeras parroquias se han desprendido algunas otras y algunas parroquias están bien establecidas y cuentan con toda la estructura de una comunidad cristiana.
Pero a las orillas de esa pequeña y ahora mediana ciudad, seguía existiendo una pequeña comunidad que era atendida cada 8 días desde una parroquia de la ciudad. Cerca de aquí había otra capellanía que los MG habían construido hace mas de 40 años y hace unos 5 años cuando se erigió como parroquia se tomaron estas dos comunidades: Sangsa y Piolang.
En Corea el problema de la gente que vive en el campo, es similar a lo que pasa en México, pero en lugar de ir a EEUU en busca de trabajo, los coreanos desde hace mucho tiempo van a las ciudades a estudiar; ya que ellos saben que el futuro será mejor si estudian. Es así como la gente del campo se quedó sin jóvenes, las escuelas están vacías y la población en su mayoría, es de la tercera edad. Ancianos que olvidando sus achaques y dolores trabajan incansablemente día a día, tal vez eso los ayuda a seguir con vida. Sin embargo para el desarrollo de la comunidad cristiana es un problema, ya que no sólo son mayores, sino que además son una minoría.
Hay parroquias que en las ciudades cuentan con cientos de fieles, algunas tienen miles, y es por eso que aunque hay mucho trabajo, también hay muchas personas que ayudan en todas las tareas. Sin embargo en una parroquia de campo es difícil hasta encontrar ayuda para el consejo parroquial, sin embargo hay muchas personas que a pesar de su avanzada edad participan de la misa dominical y se sienten parte de una comunidad cristiana y ayudan en la medida de sus posibilidades.
La parroquia de Sangsa, tenia una pequeña capilla que ya estaba muy deteriorada y aprovechando que una familia donó un terreno, se hizo una capilla mas grande y moderna. Cuando se erigió la parroquia, el problema era que no había salones y el espacio estaba muy reducido, sin embargo con la ayuda de Dios el anterior párroco compró un poco más de tierra, y se construyó un lugar improvisado para poder reunirse. Era una estructura de metal como las que se utilizan en los viveros de hortalizas, cubierto con plástico, y aunque se tenia ya un lugar para reunirse era solo algo provisional, ya que en verano era un verdadero horno y en invierno era un congelador. La idea de hacer un nuevo edificio era algo que todos deseábamos, pero había el problema que tan solo una comunidad de 60 familias era difícil que lo pudiera realizar. Pero como nada hay imposible para Dios, con el trabajo y el empeño de la comunidad desde que llegué a esta parroquia se empezó a trabajar en la idea. Se vendió parte de la tierra que pertenecía a la comunidad, y con la ayuda de la diócesis y fieles de la región se llevó a cabo tan gran proyecto. Un edificio de 2 pisos, en donde la planta baja se utiliza como salón de usos múltiples, hay una cocina y los baños, así como un salón para reuniones mas pequeñas, en el segundo piso quedo la casa parroquial. En el antiguo espacio para la casa del padre, se instaló la oficina.


Pero había dicho que esta parroquia se había formado con dos capellanías de una parroquia de Sun chon, en esa capellanía, la de Pioliang, la cosa estaba peor, ya que además de que no tenia salones, la iglesia estaba muy vieja y con muchos problemas; además si en la comunidad de la parroquia había poca gente, en este lugar tan solo asistían unos 20 fieles.  Se pensó hacer algo sencillo, sin embargo el proyecto resultó muy caro. Desde el anterior párroco, se había pensado en este proyecto y se hicieron varias colectas, seguimos en la misma linea, pero al final era mucho el dinero que se necesitaba; la parroquia estaba construyendo su edificio y la comunidad de la capellanía necesitaba una Iglesia nueva y un lugar donde reunirse, sin embargo el que da desde su pobreza siempre recibe a manos llenas. Es así como a pesar de todos los problemas económicos la obra se llevó a su termino. Ahora con espacios limpios y nuevos la gente empieza a volver sus ojos hacia la Iglesia católica, han llegado nuevos catecúmenos y algunos fieles que no venían empiezan a regresar.

Es sorprendente ver como una comunidad unida puede realizar obras maravillosas, a pesar de la edad, de los achaques y las limitaciones de nuestros fieles, la obra material se ha construido, seguimos reforzando el material humano y veo con grata sorpresa, que las dificultades que afrontamos y que no fueron pocas, nos ayudaron a crecer como cristianos y como comunidad.
Es en esta parroquia de Sangsa, donde el reino de Dios se sigue extendiendo, es aquí donde el Señor me ha llamado para servir  a dos pequeñas comunidades, sin embargo la confianza y la fe de que una semilla de mostaza crece grande y da muchos frutos, es lo que me anima día a día a seguir en este trabajo misionero. Las necesidades siguen siendo muchas, pero hemos dado un gran paso, los frutos posiblemente no se verán pronto, pero la semilla se ha sembrado en tierra buena y algunos darán 20, 40, 60 y 100 por ciento.

Benjamín Marín Cano, párroco de Sangsa.

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